En ocasiones se atribuye a las obras públicas una longevidad que pocas veces alcanzan. Por ejemplo, los restos de muchas líneas ferroviarias de vía estrecha prácticamente han desaparecido tras un relativamente corto periodo de tiempo desde su cierre (unos 40 años podría ser la media en España). El deterioro de las instalaciones y la desaparición de restos físicos se hace todavía más palpable cuando se trata de un ferrocarril cuyos raíles flotaban en el aire, como fue el caso del cable Dúrcal-Motril, también conocido como ferrocarril aéreo.
Las características más relevantes de esta obra de ingeniería fueron:
– Ser el único cable para el transporte de mercancías de uso público en España (lo normal era que este medio de transporte se utilizara para el servicio privado, como en minas).
– Con casi 39 km de longitud fue el cable de mayor longitud de los que han funcionado en España y el segundo de Europa.
– Constituir el “cordón umbilical” de salida de las mercancías de toda la red de tranvías de Granada hacia el puerto de Motril, al conectar en Dúrcal con la línea de tranvía Granada-Dúrcal.
– Su corto periodo de actividad, de 1925 a 1950.
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