El siguiente texto de Joseba Barrio Ezkerra recoge muy bien la esencia en torno a la destitución de Juanjo Olaizola y el futuro incierto del Museo Vasco del Ferrocarril. Desde Agraft, todo el apoyo a este trabajador incansable de la historia del ferrocarril, colaborador en cualquier iniciativa de recuperación de la memoria del ferrocarril español.
«No hemos definido todavía en nuestro diccionario ferroviario la expresión vía muerta pero se dice de aquella vía que termina con una topera, con un final de vía, con un final de trayecto que, para muchos trenes, llega a ser definitivo.
Y parece ser que ése puede ser precisamente el destino del museo vasco del ferrocarril. Hace escasos días un amigo me comenta la decisión de trasladar de puesto, dentro del organigrama de EuskoTren, al actual Director de dicho museo D. Juanjo Olaizola Elordi.
Además se trata cambio sin relevo aparente por lo que todo apunta a que las autoridades de EuskoTren no desean continuar con la manera, brillante a mi modo de ver, que ha tenido la gestión del mismo.
El museo se ha convertido en referencia obligada en todos los niveles. Se trata del museo que suele ser recomendado, en el primer lugar, dentro de la oferta museística ferroviaria del Estado español. Se trata de un museo en donde se pueden ver los trenes, las locomotoras, etc., tal como son, es decir, se les puede ver circular y no como simples objetos de colección dentro de grandes cocheras que, si bien son también muy deseables, no consiguen reflejar la verdadera dimensión del ferrocarril. El ferrocarril es movimiento y esto es lo que este museo ha sabido transmitir magistralmente.
Por todo lo dicho, en primer lugar quiero hacer una defensa de este museo. El museo debe continuar y debe hacerlo, a mi modo de ver, tal y como he apuntado en el párrafo anterior, debe de seguir siendo un museo vivo, en expansión, abierto, como lo es el actual museo del ferrocarril de Azpeitia al que hemos visto desplegarse, siempre que ha sido posible, en otros lugares de nuestra geografía. Hemos visto circular sus locomotoras, tranvías, etc. en Bilbao, Durango, Amorebieta, Bermeo, etc. etc. Una labor también de agradecer.
Dicho lo cual debo hacer también una defensa de la gestión realizada por su actual Director. Me gustaría poder trasladaros la cantidad de peripecias que conozco de lo que fue la labor de recuperación de mucho del patrimonio que hoy podemos disfrutar en el museo sito en Azpeitia, algunas piezas únicas en Europa.En esta labor de recuperación del patrimonio he de mencionar también, por supuesto, a BML, la asociación de amigos del museo vasco del ferrocarril que colabora con el museo, en perfecta armonía, en esta labor.
El afán que sigue poniendo en recuperar más y más material para nuestro museo, la referencia constante que para el mismo es el museo. “Lo primero es el museo” … es la expresión que en numerosas ocasiones le he escuchado cuando debía de renunciar digamos a la devoción en favor de la obligación.
Por supuesto que los cambios son legítimos y los han de promover las personas que detentan la capacidad de hacerlo. Nadie cuestiona eso. En ocasiones los cambios nos pueden parecer injustos, como a mí me lo parecería en este caso.Pero además no se trata simplemente de un cambio de persona, sino que todo apunta a un cambio de rumbo en la propia trayectoria del museo vasco del ferrocarril, lo que ya no sería simplemente una decisión injusta sino también errónea.
Sirva esta pequeña reflexión de un simple aficionado al mundo del ferrocarril que quiere trasladar a los/las responsables de EuskoTren/Gobierno vasco por si de alguna manera pudiera ser reconsiderada esta decisión.»
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