Carlos Peña Aguilera, Presidente de Agraft
Hace casi un año que esta asociación se propuso no pronunciarse durante un tiempo en torno a cuestiones relacionadas con el ferrocarril en Granada, debido sobre todo, a la excesiva politización del debate público.
El corte de vía para iniciar los trabajos de adaptación que faciliten la llegada de los trenes de alta velocidad a Granada, es un buen momento para hacer una serie de reflexiones en torno a lo que supone o puede suponer este “híbrido de línea alta velocidad”. En otros lugares de la geografía española se han utilizado trenes híbridos, pero en este caso corresponde a la infraestructura este calificativo.
Atrás quedan aquellos proyectos faraónicos de “ave para todos, pero el mío el primero”, con estaciones de autor y soterramientos a modo de magnas operaciones urbanísticas generadoras de grandes plusvalías inmobiliarias. Pero en la mente de la ciudadanía sigue latente este planteamiento y la sensación de engaño respecto a otros territorios en los que la ingeniería todo lo puede; esto es lo que hemos dado en llamar el “virus ave”.
Lo que la mayoría de los granadinos consideran una chapuza, después de tanto engaño de nuestros representantes políticos, que en el caso del ferrocarril, viene de muchos años atrás y de todos los colores, desde esta modesta asociación lo consideramos un baño de realidad. La concepción de un ferrocarril para Granada basado exclusivamente en una línea de ave, cuya única función sea aumentar la cantidad de visitantes a la ciudad, no deja de ser una gran paradoja y un gran despilfarro, ya que los granadinos viajarán en gran medida por carretera, autobús o vehículo particular, por motivos económicos.
El moderno ferrocarril debe responder a las demandas de movilidad de los ciudadanos y ofrecer soluciones ágiles y económicas de transporte de mercancías. Sólo de esta manera se justificarían las cuantiosas inversiones en este medio de transporte.
Por ello, y apelando a cierto optimismo del que carece la sociedad granadina, la primera fase propuesta para la llegada de la alta velocidad ofrece una serie de oportunidades, en términos de planificación y explotación ferroviaria, ya que se quedan abiertas muchas posibilidades para arreglar el desaguisado inicial:
- Se trata de una línea de alta velocidad “híbrida”, sobre la infraestructura para vía doble se instala una vía única y se conecta a dos tramos con tercer carril y velocidad convencional. Hay experiencias parecidas en la red ferroviaria española, pero nada similar a lo que aquí se propone. Puede ser el lugar ideal donde probar el sistema ADST de gestión de tráfico ferroviario propuesto por la Real Academia de Ingeniería al Ministerio de Fomento.
- Deja margen para una posterior planificación de un corredor de mercancías o línea de tráfico mixto. La no realización por el momento de la variante de Loja, abre una puerta a esta opción mucho más racional y que prioriza el uso intensivo de la infraestructura.
- Respecto a la estación de Granada, se ha propuesto una reforma en base a un tráfico de viajeros creciente, de modo que permite la funcionalidad del edificio histórico actual y la conservación de las marquesinas históricas de fundición fabricadas en Granada en el primer tercio del siglo pasado, aspecto que desde esta asociación se valora bastante. La intermodalidad con el metro y los autobuses queda garantizada y se abre un abanico de nuevos usos para la terminal actual, si algún día se consensua una estación soterrada o elevada.
- El denominador común de estas actuaciones es la complementariedad con otras futuras de mayor calado sin que ello suponga un doble gasto añadido.
No obstante, como granadinos y defensores del ferrocarril, no podemos mostrarnos complacientes con un proyecto rebajadísimo y ejecutado tardíamente. Con el proyecto de adaptación a 200 km/h de la línea férrea, anterior al acuerdo político de 2004 entre Junta de Andalucía y Estado, por el que se haría un ave de primera, se hubiera conseguido lo mismo que ahora y estaría en funcionamiento desde hace años.
Tampoco podemos estar de acuerdo con un plan alternativo de transporte basado únicamente en el desplazamiento por autobús hasta Antequera. La línea Granada-Moreda-Linares se encuentra operativa y sin uso durante este tiempo de obras. Se podía haber potenciado y consolidado una opción alternativa y más económica con Madrid y las grandes poblaciones de Castilla La Mancha (Valdepeñas, Manzanares, Alcázar de San Juan), independientemente de los enlaces por Antequera. ¿Cómo puede hacer esto una empresa ferroviaria, que dispone de vías alternativas y de material propio, para contratar un servicio de la competencia? Difícil de explicar a los ciudadanos.
El ahorro conseguido en traer los trenes de alta velocidad a Granada, aunque sea a una velocidad inferior, no debe quedarse en un aplazamiento sine die de las verdaderas necesidades ferroviarias de Granada y del conjunto de Andalucía Oriental. Los 400 millones de euros de la variante de Loja podrían dar para implementar una línea de cercanías y realizar campañas de promoción de uso del tren durante más de 100 años (a razón de 1,5 millones de euros al año); o para iniciar los estudios de viabilidad y construcción de algunos tramos de la línea Iznalloz-Jaén o del tren Baza-Pulpí. Con lo ahorrado en la estación de Granada y en su soterramiento, se podrían reorganizar los accesos a la ciudad, construir una estación intermodal de mercancías y realizar pequeñas modificaciones de trazado en la línea hasta Almería para acortar el trayecto en una hora.
Son sólo algunas ideas, que pueden favorecer el trasvase de tráficos de la carretera al tren, descongestionando vías urbanas y autovías y generando un importante ahorro de costes globales de transporte, permitiendo una economía más diversa y competitiva.
Esta Asociación solicitó a principios del año pasado el inicio del debate de la segunda fase de la llegada de la alta velocidad, promoviendo la redacción de un plan de necesidades ferroviarias a medio y largo plazo consensuado por todas las instituciones granadinas. Pero al tren, como a otras tantas cosas en esta Granada, se le perdió el interés y el respeto hace mucho tiempo.
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