CENTENARIO DE LA INAUGURACIÓN DEL TRANVÍA DE CREMALLERA A LA ALHAMBRA
Justificación de la celebración
El 22 de Diciembre de 2007 se cumplen cien años de la inauguración del tranvía de cremallera a la Alhambra a través del barrio del Realejo, y desde esta Asociación nos vemos obligados moralmente a llamar la atención sobre la singularidad de esta efeméride y ofrecer nuestro apoyo a cuantas iniciativas que recuerden y recuperen la trascendencia e importancia de tan especial fecha en la reciente historia de Granada.
El tranvía en su versión moderna denominada metro ligero, vuelve a tomar protagonismo ante los próximos proyectos que pretenden ofrecer soluciones a la movilidad de la ciudad y su área metropolitana. La comunicación de la ciudad con su principal monumento sigue pendiente de un medio de transporte público de gran capacidad, imaginativo y respetuoso con el medio ambiente y con el entorno que rodea a este excepcional monumento.
Además, los 70 años de convivencia de la ciudad con los tranvías han forjado en los granadinos un sentimiento de nostalgia y cierta añoranza al poder comprobar durante más de 30 años que el transporte privado no favorece en la mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Prueba de ello fue la exposición conmemorativa del centenario de los tranvías, organizada por Caja Granada en 2004, siendo la más visitada hasta el momento de las organizadas en la sede de Puerta Real.
La fecha centenaria que ahora nos ocupa es lo suficientemente importante como para dedicarle un sentido homenaje. La Granada de entonces lo entendió como un importante episodio de la historia local que debería ser recordado en los años venideros.
A modo de revisión histórica
No se había cumplido ni un mes de la inauguración del servicio de tranvías eléctricos de la ciudad de Granada, hablamos de finales de Julio de 1904, cuando su gerente, Nicolás de Escoriaza, anunciaba los próximos proyectos para la ciudad, entre ellos la conexión con la Alhambra a través de un funicular que partiría de la Carrera del Darro junto a los baños árabes y llegaría a las cercanías del Cubo de la Alhambra.
Las reacciones no se hicieron esperar y pronto se hicieron eco en los diarios las voces contrarias, aunque también minoritarias, a este trazado aduciendo el poco respeto por el entorno y la ruptura de armonía estética del conjunto histórico del río Darro y la colina de la Alhambra.
Entre las voces contrarias y más influyentes para que este proyecto no se llevara a término estaba la de D. Julio Quesada de Cañaveral y Piédrola, Señor de Láchar, Conde de Benalúa y Duque de San Pedro de Galatino. Su actitud contraria no se debía tanto al transporte de Granada con su principal monumento como al trazado en sí mismo. Y es que este activo aristócrata empresario proyectaba un gran casino hotel en la colina de la Alhambra pero dominando el barrio del Realejo, para lo cual una línea tranviaria que pusiera en comunicación la ciudad, el nuevo hotel y el gran monumento granadino colmaba sus aspiraciones.
De hecho, casi con toda seguridad, la campaña contraria al funicular orquestada con el envío de editoriales anónimos a los diarios se la podemos atribuir al Duque.
La solución alternativa no tardó en hacerse pública: a finales de Marzo de 1905 se anunciaba que el Duque de San Pedro cedía una concesión de ferrocarril de vía estrecha a Santa Fe a favor de la sociedad Tranvías Eléctricos de Granada a cambio de incorporarse al Consejo de Administración de esta empresa y de establecer la línea de la Alhambra a través del Realejo y pasando por la puerta del futuro hotel Alhambra Palace.
La concesión fue otorgada por el Ayuntamiento el 12 de Septiembre de 1905 y seguidamente se iniciaron las obras, inaugurándose la primera sección hasta las Vistillas de los Ángeles con tranvía por adherencia simple el 25 de Diciembre de 1905. El segundo trozo, hasta el Campo de los Mártires, se demoró hasta el día 22 de Diciembre de 1907, tras encontrar dificultades en el recorrido que obligaron a la expropiación y derribo de algunas casas que facilitaran el tendido de la vía, siendo en las calles del Caidero y de la Antequeruela de cremallera del tipo Riggenbach.
El diario El Defensor de Granada comenzaba su crónica de la siguiente manera:
Suceso memorable
El domingo, a las 10 de la mañana, dio Granada un paso de gigante en el camino de su progreso: la inauguración del tranvía de cremallera para subir a la Alhambra […]. El hecho reviste tal trascendencia que seguramente será registrado, como memorable, en las páginas de toda la prensa europea y marcará una fecha en los fastos de la cultura mundial. […]
0 Comments